La magia y el ki constituyen los dos principales tipos de energía que sustentan la vida de la gran mayoría de seres en el universo. Estas energías fueron forjadas por deidades supremas, veneradas en numerosos lugares. Prácticamente todos los seres poseen una cantidad mínima de ambas energías, aunque existen excepciones, aquellos seres que solo requieren una de las dos y carecen de la capacidad de emplear la otra.
El arte del ki se enfoca en el fortalecimiento de atributos como la fuerza, la velocidad y los sentidos del usuario, entre otros usos diversos. El ki puede ser canalizado en armas para aumentar su resistencia, acelerar la curación de heridas si se emplea adecuadamente, o incluso crear armas hechas de pura energía.
La magia, por otro lado, abarca una amplia gama de habilidades. Puede utilizarse para conjurar poderosos hechizos elementales, brindar apoyo a otros seres, transformar objetos o animales, y mucho más.
La manera en que se fortalecen el ki y la magia es notablemente diferente. Los practicantes del ki deben someterse a un riguroso entrenamiento para mejorar sus aptitudes físicas y sus sentidos. En cambio, los magos se centran en entrenar su mente, continuamente adquiriendo nuevos conocimientos para expandir su intelecto.
A pesar de sus aplicaciones distintas, la magia y el ki compartieron en un pasado una misma fuente de energía, lo que permitió que muchos individuos, con un esfuerzo considerable, desarrollaran habilidades similares a las de la otra energía. Esto significa que un usuario con un dominio excepcional en una de las dos energías podría llegar a emular habilidades que generalmente solo se obtendrían con la otra.
